HPUCR I. La quinceaniera

I. La quinceañera

La chica de larga melena ondulada se situó frente al espejo. Elevó una mano hacia los mechones de pelo que cubrían su frente, como en un acto reflejo. La chica de larga melena ondulada colocaba su flequillo como quien pinta un cuadro, hasta el último detalle. Un cuadro con un contraste sincero de colores.

La chica de larga melena ondulada escogió entre sus prendas. Se decidió por un vaquero rosa, una camiseta roja y "algo" por encima que tenía fundamentalmente rosas, negros, verdes y rojos. La chica de larga melena ondulada pensó que aunque hasta ese momento no le había gustado la combinación de rojo y rosa, en el fondo, sabía que no quedaba mal. Se decidió por una chaqueta rosa.

La chica de larga melena ondulada procedió entonces a prepararse. Miró su pelo de recién levantada y pensó, que por una vez, tampoco quedaba mal. Había algo en aquel día que la impulsaba a no maquillarse, pero ni corta ni perezosa tomó el aplicador y pintó unas facciones intendentemente perfectas sobre sus rasgos jóvenes. Recogió un cepillo de color plateado de un cajón y algo dentro de ella le dijo que se dejara el pelo salvaje y libre que venía del mundo de los sueños. Ignoró su llamada y se peinó poco a poco los mechones ondulados de su cabello brillante. La chica de larga melena ondulada se miró de nuevo al espejo. Había intentado realizar todas estas acciones con una elegancia suprema. Algo la impulsaba a hacer esto, en lugar de hacer todo esto con prisas y desespero. La chica de larga melena ondulada sonrió.

Pensó que, como quinceañera soñadora que era, no estaba mal ser romántica por un día.